Nunca hay una segunda ocasión de causar una buena primera impresión
Cuando el cliente entra en nuestro establecimiento, realiza una radiografía rápida de lo que ve y lo que escucha. Y si lo que ve y lo que escucha le gusta, recae en una posible venta.
En la relación entre empresa y cliente, la primera impresión es muy importante y tenemos que trabajar mucho sobre ello.
Para consolidar una empresa exitosa es necesario establecer una relación de largo plazo con cada uno de los clientes. Sólo llegando al punto de equilibrio de este vínculo es posible empezar a generar utilidad para la empresa. Mantener e incrementar clientes es, definitivamente, uno de los frentes de mayor presión en la fiera y competida industria del comercio y todo depende de esta primer contacto del que hablamos.
Algunos consejos para mejorar el primer contacto con nuestro cliente son:
Comunicación no verbal
– Colocar todo el cuerpo en dirección al cliente.
– Mostrar movimientos confiados y cordiales.
– Mirar siempre a los ojos al cliente.
– No esconderse del cliente detrás del ordenador o el mostrador.
– No hacer ninguna otra cosa mientras se está hablando con el cliente porque en ese momento no hay nada más importante que él.
Comunicación verbal
– Saludar alto y claro al cliente.
– Indicar al cliente con palabras que el vendedor está a su entera disposición.
– Mostrar profesionalidad a la hora de informar al cliente sobre los productos de la empresa y utilizar el lenguaje adecuado para dirigirse a él.
– Utilizar argumentos convincentes al presentar los productos de la compañía al cliente.
– Adaptar el mensaje a la actitud mostrada por el cliente durante su primera toma de contacto con el vendedor.
Tenemos que estar a la altura de nuestros clientes, detectar sus necesidades e intentar satisfacerlas con los productos que comercializamos. Cada cliente es diferente. Al perder un cliente, es necesario adquirir uno nuevo. El costo de adquirir un cliente es, en promedio, entre 5 y 12 veces mayor al costo de retener a un cliente actual 2. Los esfuerzos de retención no cuestan tanto como los de adquisición, sin embargo, es necesario que la cantidad suficiente de recursos tecnológicos, económicos y humanos sean dedicados exclusivamente a mejorar la experiencia de nuestros clientes con nuestra marca.