Esta receta de pechugas de pollo a la mostaza con salsa de cebolla es una comida muy fácil y rápida de preparar ideal para comer a diario. Verás qué sabor, encantará a todos.
Ingredientes
Para 4 personas
- 500 g de pechuga de pollo en filetes
- 100 g de panceta o bacon
- 1 cebolla
- 500 g de patatas
- 100 ml de coñac o vino blanco
- 3 cucharadas de harina de trigo
- 1/2 cucharadita de pimentón dulce
- Mostaza a la miel
- Sal
- cebollino
- Aceite de oliva virgen extra
- 350 ml de caldo de pollo
Preparación:
1.- Pica la cebolla bien fina ayudándote de un cuchillo afilado. Reserva la cebolla hasta el momento de usarla.
2.- Prepara las pechugas. Pinta con miel todas las pechugas ligeramente ayudándote de un pincel de cocina.
3.- Prepara el rebozado. Pon en un bol tres cucharadas generosas de harina de trigo y media cucharadita de tamaño café de pimentón dulce. Mezcla bien.
4.- Reboza las pechugas. Pasa cada una de las pechugas por la harina.
5.- Fríe los filetes. Pon abundante aceite de oliva virgen extra en una sartén al fuego. Fríe, a fuego vivo, los filetes cuando el aceite esté caliente y hasta que queden doraditos por las dos caras. No importa que por dentro queden algo crudos porque se acabarán de hacer con la salsa. Retíralos a un plato cuando estén marcados por los dos lados.
6.- Fríe el bacon, cortado en daditos, en el mismo aceite. Retira el bacon a un plato cuando empiece a chispear. Sofríe en el mismo aceite la cebolla a fuego medio durante 10 minutos. Añade el coñac o brandy cuando la cebolla empiece a dorarse. Si no tienes coñac puedes usar vino blanco. Deja que reduzca el alcohol y añade los filetes. Cubre con el caldo de pollo o con caldo de verduras o carne. Sazona al gusto. Añade la panceta cuando hierva el caldo y cocínalo durante 10 minutos a fuego bajo. Añade un poco más de caldo si ves que la sala espesa mucho.
7.- Retira la sartén del fuego.
8.- Prepara el acompañamiento. Puedes acompañar las pechugas con unas patatas fritas en dados. Corta las patatas en dados y fríelas en abundante aceite de 10 a 15 minutos. Para que te queden muy tiernas por dentro y crujientes por fuera, cocínalas a fuego lento y luego sube el fuego. Retíralas a un plato con papel absorbente cuando estén doradas.
