El 11 de diciembre se celebra el Día del Tango, en conmemoración al nacimiento de Carlos Gardel (1890), símbolo y leyenda de este estilo musical.
No se tiene dato certero de cómo y cuándo nació el tango, pero se sabe que su espíritu comenzó a rondar las orillas del riachuelo y los conventillos de los barrios del sur porteño, allá por la segunda mitad del siglo XIX. Estos lugares estaban habitados en su mayoría por marineros, criollos, inmigrantes, peones y artesanos que acudían a las casas de baile para pasar un buen rato. Los burdeles se atestaban de gente que iba a escuchar a los músicos. Fue allí donde sonaron los primeros acordes del tango.
El tango proviene de otros estilos de música, posee el ritmo del candombe y su coreografía deriva de la milonga. Se puede decir que los primeros tangos fueron “Dame la lata” y “Andate a la Recoleta” y desde el comienzo la gente se sumó a su danza.
Al principio, estos bailes eran de hombres, pero luego se agregó la mujer, dándole el carácter sensual al compás del 2 x 4.
El café Hansen, el Kioskito y la Glorieta, entre otros fueron lugares donde se bailó a principios de siglo, hasta altas horas de la madrugada.
Primeras letras de tango
Los primeros tangos carecían de letras. Los autores improvisaban exclamando sentimientos a flor de piel. Luego las letras comenzaron a describir las dificultades de la vida en esos barrios, usando vocabulario popular y a veces obsceno para la época.
Se hacía referencia al “compadrito” que era un hombre de tomar, que andaba con cuchillo y mujeres, era orgulloso, malevo y no demostraba sentimientos.
Hacia 1920 se introduce un auto, que marcaría un hito en la composición de letras: Pascual Contursi, Éste utilizó la narrativa y el argumento en su obra. En su mayor trabajo, “La noche triste” se describe claramente su estilo expresivo y sentimental.
El zorzal criollo
Carlos Gardel fue y será símbolo del tango en todo el mundo. Nació en Francia, aunque algunos lo quieren sindicar como de nacionalidad uruguaya. Lo cierto es que llegó con su madre Berthe Gardés a Bs. As de pequeño y fue porteño de corazón y por adopción. Muchos aseguran que fue el inventor del tango cantado.
En su adolescencia se desempeñó en numerosos trabajos que le permitieron sostener económicamente a su madre. Su mote de “morocho del abasto” comenzó a difundirse junto con su fama de buen cantor. A Gardel le atrajo mágicamente esta música y decidió buscar trabajo en los bares de Bs. As. El tango parecía amoldarse a su personalidad: expresivo, sentimental y nostálgico.
En 1917 se consagró al grabar “Mi noche triste”, el primer tango canción de la historia.
A partir de allí, estalló su fama y comenzó a llenar teatros de Baires, para luego ser requerido en los escenarios más importantes de Europa.
En París conoció a su inseparable amigo Alfredo Le Pera, con quien compuso “Volver”, “El día que me quieras” y “Por una cabeza” entre otros. Conquistó París con su humildad y su excelente cantar. Incursionó exitosamente en el cine en distintas películas, tales como “Flor de durazno”, “Luces de Buenos Aires”, “Rubias de New York”, etc.
En 1934 Latinoamérica lo aclama en su gira que culmina trágicamente en Medellín un 24 de junio de 1935 en un accidente aéreo donde también mueren Le Pera y dos de sus guitarristas.
A partir de allí creció y seguirá creciendo el mito de un hombre que, con su maravillosa voz y carisma, no sólo logró conquistar los corazones de la gente, sino también difundir este hermoso estilo musical que nos identifica en el mundo entero.
