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S.O.S Whatsapp familiar

Aunque la utilidad de los grupos de familia está ampliamente comprobada (especialmente para facilitar la logística familiar y funcionar como tablón de anuncios), también es cierto que se trata de una tipología de grupo que lo hace especialmente delicado por la naturaleza misma de la relación.

Sabemos que a veces es posible ignorar mensajes del trabajo, hasta de amigos, pero no puedes tomarte la licencia de hacer un descanso a la hora de escribirte con tu familia.

En un artículo para Psychology Today de 2014, la psicóloga social Theresa DiDonato, de la Universidad Loyola Maryland, EE.UU., escribió que mandar mensajes constantemente puede crear “un ciclo de mantenimiento de relación móvil”, según el cual “los individuos sienten una dependencia excesiva” que puede llegar a violar tu sentido deprivacidad y autonomía.

El acto inocuo de enviar mensajes de texto puede, por lo tanto, tensar los lazos estrechos entre los seres queridos e incluso crear sentimientos de resentimiento hacia personas probablemente bienintencionadas, pero que desconocen el costo que una comunicación excesiva puede tener en tu psicología.

Si mandar mensajes “comienza a resultarte frustrante o estresante, o si te sientes saturada o atrapada por ello, es un buen indicador de que necesitas poner límites“, me dijo Dana Gionta, una psicóloga clínica en Connecticut, EE.UU., coatura junto a Dan Guerra de From Stressed to Centered (2015), que podría traducirse en español como “de estresado a centrado”.

Para la mayoría de la gente, dice ella, un aluvión de mensajes de texto lleva a una inoportuna -e incluso molesta- distracción.

Eso se aplicaría a los mensajes de cualquier persona, pero los de la familia son especialmente molestos porque van unidos a un sentimiento de obligación. La presión de responder a un miembro de la familia puede pesar sobre ti mientras tratas de ejecutar otras tareas.

Logo de WhatsApp
Pie de foto,¿Cuántas notificaciones recibes a diario?

Si recibes una serie de mensajes (no urgentes) de tus seres queridos (de temas que abarcan, por ejemplo, desde cotilleos familiares hasta planes para una visita o críticas de películas) probablemente sentirás que debes leer cada uno de los mensajes para actualizarte con la conversación.

Declaraciones asertivas

El resultado es lo que Mark Dombeck, un psicólogo de California que ha escrito ampliamente sobre establecer límites y comportamientos asertivos (en lugar de agresivos), llama una “carga cognitiva” que puede ser difícil de asumir en medio de otras responsabilidades.

Sin embargo, tu responsabilidad hacia la familia es, inevitablemente, vista como más urgente y te pesará más que cualquier otra.

“Las relaciones familiares son importantes para la mayoría de la gente y son una motivación a la hora de seguir protocolos sociales y responder cuando se requiere, lo cual crea una sensación de presión que podría no existir en una relación con un extraño”, señala.

Hay maneras amables de abordar el tema de los mensajes de texto sin ofender a tu familia. Puede que tengas razón en sentirte irritado si usan el chat como si fuera una invitación a la comunicación constante, pero es vital que no reacciones o respondas cuando estés molesto o enojado.

“Cuando la gente entra en nuestro territorio y son poco respetuosos, tienes derecho a defenderte”, explica Dombeck. “No a atacarles, sino a defenderte”.

Lo que debes hacer, explica, es una declaración asertiva. La aserción es “la piedra angular, el punto de equilibrio” entre la agresión y la pasividad. Pero al contrario que la agresión, la aserción no proviene de un lugar hostil.

Mujer enviando mensaje de voz
Pie de foto,Ser hostil no es la solución.

En lo que respecta a pedirle a tu familia que deje de enviarte mensajes, eso se traduce en ser directo y firme. “Por favor, escríbanme solo para emergencias”, es el tipo de lenguaje que él sugiere.

Gionta, en cambio, recomienda un enfoque más suave. No hace falta que compartas que te sientes abrumado o frustrado por los mensajes de texto, dice la especialista, y debes dejar claro que escribir menos no implica que quieras menos a esa persona en cuestión.

Proporciona una razón imprecisa -“Encuentro difícil mantenerme al día con todos los mensajes de texto y correos electrónicos que recibo”- y después negocia un periodo de tiempo para responder que funcione para ambas partes.

Prueba algo así como: “Me encantaría que estuviéramos más cerca, pero escribirnos a diario no funciona para mí. ¿Podemos probar un par de veces por semana?“.

Lidiar con la culpa

Confrontar el problema es, probablemente, la parte más sencilla de este escenario. Es la reacción y la culpa lo que nos afecta más a nivel emocional.

De hecho, la idea de lidiar con la respuesta de tu familia puede bastar para que abordes este frustrante problema.

“La realidad es que la mayoría de la gente solo conoce la agresión y la pasividad, y piensan que cualquier cosa que no sea pasiva es agresiva“, dice Dombeck.

“Al hacer esto estás tomando una decisión: ¿estás haciendo lo necesario para mantener tu paz mental, lo cual podría significar distanciarte de algunas personas de la familia? Todo lo que estás haciendo es decir que te niegas a ser abusado. Otra gente no lo ve de esa forma. Pero tú tienes que estar dispuesto a defender tu posición“.

Aunque no podemos controlar o predecir cómo reaccionarán los demás a nuestras acciones, dice Gionta, podemos controlar “cómo nos expresamos y el nivel de consideración y respeto que usamos”.

Mientras expongas tu parte con calma y amabilidad, no deberías sentirte en deuda con alguien que te hace sentir culpable o te obliga a participar en cadenas de mensajes que te producen estrés.

También deberías sentirte capacitado para ignorar por completo las respuestas tóxicas.

Hombre estresado usando celular
Pie de foto,Debes estar dispuesto a ignorar las respuestas tóxicas.

Dombeck dice que en las familias donde algunas personas se sienten con poder sobre las demás, “cualquier invasión de ese poder resulta agresivo”. Esas personas pueden exigirte que justifiques tus acciones o someterte a los llamados “monos voladores”: otros miembros de la familia son enviados para ponerte a prueba.

Entonces, ¿por qué invitar al drama? ¿No sería mejor, simplemente, ignorar los mensajes sin hablar nunca sobre cómo te hacen sentir al borde del pánico?

Dombeck cree que este es un tema que merece la pena abordar porque la excesiva cantidad de mensajes de texto probablemente apunta a un patrón entre tú y los miembros de tu familia.

“Si esto está ocurriendo en un mensaje de texto, ocurrió también en todas las formas de comunicación. No se trata de un comportamiento aislado. Cuando te preguntas ‘¿vale la pena librar esta batalla?’ tienes que entender que no se limita a mensajes de texto, sino a todo el historial de comunicación”.

Riesgos a evitar en los grupos familiares de mensajería instantánea

Saturación: tanto el exceso de mensajes como su ausencia prolongada genera estrés entre los participantes del grupo. Los miembros de un grupo familiar suelen sentirse obligados a responder o a participar, por eso es preferible disminuir en lo posible la presión por la respuesta y por la inmediatez. No todo debe ser respondido, no siempre es obligatorio publicar algo y no es imprescindible reaccionar de forma inmediata.

Mezcla de conversaciones: las conversaciones cruzadas en los grupos familiares y en los grupos de padres, son objeto habitual de bromas y parodias que suelen saltar a la prensa y han llegado a convertirse en libros (Mis whatsapp con Mamá de Alban Orsini). Mantener el foco en una conversación multilateral es una tarea compleja tanto en los entornos físicos como en los virtuales. El recurso básico aquí es el uso de las menciones (@usuario) para conectar conversaciones en curso.

Spam y temas polémicos: los mensajes frecuentes sobre asuntos profesionales o comerciales, así como las referencias a temas de índole religioso o político, son contenidos a evitar en los grupos familiares. Baste recordar que buena parte de la mala prensa que reciben las reuniones familiares de fin de año está originada en el agobio que producen las discusiones en torno a estos asuntos.

Imprudencias y reproches: el ritmo y las distracciones que suelen acompañar al envío de mensajes de texto, especialmente cuando se interactúa con varios grupos a la vez, dan lugar a equivocaciones (mandar el mensaje a un grupo incorrecto), faltas de tacto (responder en caliente) y fallos de interpretación (ironías mal entendidas y uso equívoco de emoticonos). Para mantener el buen clima de un grupo hay que hacer un esfuerzo por filtrar mejor los mensajes que se reciben y los que se envían y aplicar siempre la regla de la prudencia. Hay algunos errores que mueven a la risa y se convierten en anécdotas, pero también hay otros que causan dolor y provocan resentimiento.

Monopolio de conversaciones: cuando dos usuarios de un grupo inician un intercambio de mensajes que tiende a prolongarse, lo que corresponde es pasar a un canal privado para no monopolizar la conversación del grupo y evitar saturar a los participantes.

Estados alterados: la falta de sueño, el exceso de alcohol, las horas intempestivas y las emociones extremas son estados bajo los que es preferible abstenerse de publicar contenidos en internet e interactuar en grupos de mensajería. La regla básica en un grupo familiar es no responder bajo estados alterados.

Amplificación de falsedades: los bulos y las noticias falsas (fake news) han encontrado un terreno propicio para expandirse viralmente gracias a los grupos de mensajería, con el agravante de que en los grupos familiares los usuarios suelen relajar el nivel de sus filtros de contenido y están más predispuestos a hacer circular memes, noticias insólitas y —de forma inadvertida— intoxicaciones informativas. Compartir contenidos manipulados en una red, aunque parezcan inofensivos, siempre conlleva consecuencias.

Finalmente, aunque de los grupos familiares no podamos escapar, a veces conviene que nos tomemos un breve descanso: en ocasiones muteando al grupo o, sencillamente, desactivando sus notificaciones.

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