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Malvinas…40 años después

El 2 de abril de 1982, la Argentina, sobre los hombros heroicos de nuestros soldados y sus ideales de defensa de la patria, sepultó siglos de reclamos de legítima soberanía sobre Malvinas, dando lugar a una gesta sin planificación ni lógica que llevó a la muerte a cientos de inocentes con el objetivo de distraer la atención política de lo que realmente sucedía en el país con un gobierno de facto, inmoral y corrupto que no sabía ya cómo mantenerse en el poder.

Malvinas fue eso y mucho más. Pero nunca podrán desconocerse las razones geográficas e históricas que legitiman la soberanía argentina de las islas y el valor de los jóvenes argentinos que imprevistamente se encontraron luchando por lo que creían una causa justa.

Un poco de historia

El “British Naval Chronicle”, atribuye el hallazgo de las islas a Magallanes. Algunos autores, sostienen que en realidad fueron descubiertas por Esteban Gómez, capitán de uno de sus barcos. Establecen que la isla Sansón, fue llamada por Gómez, “San Antón” (nombre de su nave), transformándose en aquel vocablo, por el parecido de los trazos de la “s” y la “t” en la caligrafía de la época.

Aparecen próximas al continente, como Sansón, en el mapa de Diego de Ribero (1526); Juan Sebastián El Cano (1523), Sebastián Cabotto (1547) y en una treintena más de mapas españoles.

BBL / Islas Malvinas: mapas para el olvido

Los británicos afirman que quien las descubrió fue John Davis pero fue en 1592 . Recién en 1600 un marino holandés, Sebald de Weert, visitó fehacientemente las islas. Es por ello que los mapas holandeses de la época mostraban el nombre de islas Sebald.

Lo cierto, es que el primer asentamiento en las islas, tiene lugar en 1764, por parte de Louis
Antoine de Bouganville, a favor de la corona francesa; quien se establece en la isla oriental
fundando Port Louis. España, quien se considera su legítima propietaria, reclama formalmente a Francia, el levantamiento de aquella ocupación.

Al año siguiente, una expedición británica, toma posesión de las islas vecinas, en nombre de Jorge III, rey de Inglaterra. Su comandante John Byron, las designa con el nombre de Port Egmont.

Casi simultáneamente a estos acontecimientos, Francia reconoce en el fuero internacional, el derecho español a las islas, resolviendo entregarlas a éstos, que las ocupan definitivamente el 2 de abril de 1767.

En junio de 1770, los españoles desembarcan en Port Egmont y evacuan por la fuerza al contingente británico, suscitando grandes protestas por parte de este gobierno. Para evitar mayores contrariedades, comienzan las negociaciones entre estos dos países: España ofrece la restitución de Port Egmont, como resarcimiento por la medida de fuerza empleada, pero sin dejar de sostener sus legítimos derechos sobre el territorio en cuestión.

Gran Bretaña vuelve a ocupar la zona en 1771, pero se retira en 1774, dejando una placa de plomo y una bandera como símbolos de su soberanía.

En 1777 los españoles destruyen lo que queda de aquella ocupación, sin que Gran Bretaña realice protesta alguna. En 1811 las Malvinas fueron evacuadas por los españoles, quedando desiertas hasta 1820, siendo sólo visitadas por barcos balleneros de diversas nacionalidades.

Una usurpación injustificada

Años después, el gobierno argentino comienza la colonización de las islas Malvinas, cuyo dominio había heredado de España

En 1820, el comandante David Jewett del corsario argentino “Heroína” (bajo las órdenes del gobernador Sarratea), entra en Puerto Soledad, tomando poder sobre él, en nombre del gobierno de Buenos Aires. Ningún gobierno reclama en años subsiguientes.

En 1823, el gobierno de Bs. As comienza la colonización de las islas. Al argentino Jorge Pacheco se le otorga una concesión para explotar el ganado lanar. Este forma una sociedad con Luis Vernet y se encaminan a la reconstrucción de Puerto Soledad.

En 1825, se firma el Tratado de Amistad y Comercio con Gran Bretaña, sin que ésta haga salvedad alguna sobre Malvinas. El 10 de junio de 1829, ese crea la “Comandancia Política y Militar de Soledad con jurisdicción en las Malvinas e islas adyacentes al Cabo de Hornos”, nombrando al mando al alemán Luis Vernet.

Poco tiempo después, comienzan los incidentes. Se detienen tres barcos norteamericanos por pescar indiscriminadamente y sin autorización en aguas argentinas.

EE.UU país realiza infundados reclamos por vía diplomática, al mismo tiempo que la corbeta norteamericana Lexington se dirige a las islas, sometiendo a las autoridades y destruyendo todo cuanto encontraba a su paso.

Mientras tanto, Gran Bretaña que hacia 1829 se encontraba en plena colonización de Australia y Tasmania, transitando en gran parte por el cabo de Hornos, redescubre su antiguo interés por las islas, que le posibilitarían un mayor manejo del Atlántico Sur y del estrecho de Magallanes y la conveniencia de poseer una base cerca de estos pasos.

El 12 de enero de 1833, la corbeta Clio, al mando de John Onslow, arriba a Soledad, intimando al gobernador a cargo José María Pinedo a reconocer la soberanía inglesa. Pinedo que había tenido que contener una rebelión interna y perseguir barcos extranjeros que abusaban de la pesca en la zona, se encuentra sin fuerzas para combatir la invasión. Al día siguiente, los ingleses desembarcan, arrían la bandera argentina, izan su propia insignia y toman posesión de las islas hasta nuestros días.

Desde aquellos tiempos, la Argentina ha realizado numerosos reclamos, en forma reiterada a lo largo de los años, con respuestas difusas y dilatorias por parte de Gran Bretaña, con acercamientos en algunas oportunidades. Estas negociaciones concluyeron abruptamente en 1982.

Una guerra que aún duele

A comienzos de los años ’80 la Argentina se debatía entre una crisis económica de enormes dimensiones y la asfixia por la opresión de una libertad que no avizoraba llegar. La crisis en el gobierno de facto ya no pasaba desapercibida y habían ido cayendo uno a uno los jefes de la junta, primero Videla, luego Viola, dejando al general Leopoldo Fortunato Galtieri al mando de nuestros destinos.

Murió Galtieri, el militar que llevó al país a la guerra - LA NACION
Leopoldo Galtieri, presidente de la Nación, con la suma de los poderes ejecutivo y legislativo, entre diciembre de 1981 y junio de 1982.

Por ansias de sostener un poder, que cada vez se iba más de las manos, por locura o quizás por creerse amo de los destinos que lo hacían triunfadores en la impunidad de aquellas épocas, apareció esta idea de recuperar las Malvinas, manipulando el interés patriótico ante un tema tan sensible a los sentimientos los argentinos y cambiando radicalmente el foco de atención de los graves problemas que nos aquejaban.

La chispa final

En marzo de ese año, personal de la empresa de Constantino Davidoff, desembarca para realizar tareas de desmantelamiento de una planta ballenera, en la Isla de San Pedro de las Georgias del Sur, con las pertinentes acreditaciones y permisos obtenidos en la Embajada Británica. Los trabajadores espontáneamente izan la bandera y cantan el himno nacional.

La guerra de Malvinas: todo empezó en otro lado - Semanario de Junín

Frente a esto, Gran Bretaña reacciona de manera desproporcionada e ilógica. El Foregein Office protesta por una “invasión argentina”. Se intima a que el personal argentino abandone las islas inmediatamente, bajo amenaza de “tomar las acciones que el gobierno inglés estime conveniente”. En Malvinas se ataca la sede de LADE (Líneas aéreas del Estado), pidiendo Gran Bretaña su retiro de las islas. Ya se tenía una excusa perfecta…

Operación Rosario: la recuperación

El 28 de marzo zarpa la fuerza de tareas argentina. En la noche del 1 de abril se producen el desembarco de la Agrupación de Comandos Anfibios y Buzos Tácticos conducidos por el capitán Pedro Giachino. El destacamento se divide en dos grupos, uno de los cuales, al mando de capitán Sánchez Sabarots, se dirige hacia el cuartel de los Royal Marines. Toman rápidamente posesión del mismo, puesto que se halla desocupado. El factor sorpresa había desaparecido.

Por qué se denominó Operación Rosario al desembarco en Malvinas |  Paralelo32.com.ar

El segundo grupo al mando del mendocino Giachino se traslada a la casa del gobernador. Aquí tiene lugar el primer enfrentamiento, con varios heridos, entre ellos el capitán Giachino que más tarde pierde la vida en el Hospital de Puerto Stanley.

La Operación Rosario, es un éxito en apariencia y las Malvinas vuelven momentáneamente a manos argentinas, sin ocasionar muertes a los habitantes del lugar.

En pie de guerra

Mientras, en nuestro país, la Plaza de Mayo se viste de celeste y blanco y se responde con vitoreos las palabras de un insensato de “si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla…”, uno de los ejércitos más poderosos del mundo se dirige en acción punitiva al Atlántico Sur

Internacionalmente, no tenemos sustento. El Consejo de Seguridad de la ONU, con 10 votos a favor, 1 en contra y 4 abstenciones, exige el retiro de las tropas argentinas de las islas y el consiguiente inicio de negociaciones. Solo obtendríamos el apoyo incondicional del Perú.

El día 3 de abril, fuerzas argentinas toman las Islas Georgias. El día 5 parte de Portsmouth la escuadra inglesa. Así transcurren los días entre distintas mediaciones como la del Papa Juan Pablo II, hasta las para nada imparciales del Secretario de Estado estadounidense Alexander Haig, con el presidente de facto Galtieri y con Inglaterra, con resultados desfavorables.

Tal vez en su oculta insania, Galtieri y sus allegados, llegaron a pensar que EE.UU se iba a enfrentar a uno de sus principales socios y a apoyar a un gobierno que los había ayudado con información estratégica sobre los esquemas de represión, para las acciones de los norteamericanos en América Central…nada más errado y lejano de lo que ocurrió en la realidad.

La guerra contra nosotros mismos

El resto es historia conocida, mientras los ingleses combatían con un ejército de profesionales, altamente cualificados, con tecnología de última generación y apoyo de la principal potencia mundial, los argentinos luchábamos sólo con el patriotismo de nuestros soldados, la gran mayoría conscriptos veinteañeros; con el valor y la capacidad indiscutible de la Fuerza Aérea y con el coraje de aquellos que eran militares de corazón, capaces de dar la vida por sus subalternos, lamentablemente, eran los menos…

Operación Rosario | Argentina.gob.ar

Durante la guerra los soldados argentinos no sólo tuvieron que combatir al enemigo, sino al hambre, el frío y la inaudita incompetencia, cobardía y crueldad de sus propios jefes militares.

Muchos sufrieron injustificados malos tratos y crueldades de algunos oficiales y suboficiales como, “estaqueos” durante horas en la turba mojada, con temperaturas bajo cero o hundimientos en pozos de agua helada…en su gran mayoría eran castigos por robar comida.

Malvinas: 40 años de una herida que no cierra | Política | La Voz del  Interior

El informe Rattenbach

La derrota fue tan dura para la Junta Militar, que se vio obligada a nombrar a una Comisión Investigadora. El general de la Nación, Benjamín Rattenbach, elaboró en 1983 un informe, a pedido de la Comisión de Análisis y Evaluación Político Militar de las Responsabilidades del Conflicto del Atlántico Sur. Este extenso informe califica la Guerra de Malvinas como una “aventura irresponsable”, con graves errores tácticos y estratégicos. Bignone guardó en forma cómplice este informe, que fue desclasificado recién en 2012.

Muchos de los responsables murieron cobrando pensiones por la guerra, algunos recibieron condenas y fueron indultados en su momento, volviendo a ser juzgados nuevamente por los ilícitos que habían cometido en esas oscuras épocas de nuestra historia.

El pueblo que antes festejó exultante en la plaza, exigió inmediatamente la caída de este régimen nefasto. La sangre de Malvinas y la vertida por tantos otros, habrían pasado a la tan ansiada democracia.

Los ex combatientes de Malvinas

El regreso de las tropas en la noche casi a escondidas, contrastante con el victorioso y triunfal de los ingleses, marcó de algún modo el destino que iban a vivir los ex combatientes durante muchos años. Pasaron de ser máximos héroes, a seres anónimos que solo se recordaban con suerte una vez al año

La gran mayoría sufrió el conocido síndrome de estrés post traumático, padeció la reinserción social y laboral y por supuesto nunca volvió a ser como antes. Entre los que volvieron a las distintas provincias argentinas, muchos se quitaron la vida, aunque la cantidad total de suicidios no se conoce. Asociaciones de veteranos estiman que fueron entre 350 y 500. El Ministerio de Defensa de la Nación y el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas manifiestan que al respecto no tienen una cifra oficial.
Las pensiones a los ex-combatientes de Malvinas sólo se establecieron en 1990, casi una década después de la guerra y gracias a la ley nacional 23.848, que beneficiaba a los ex soldados conscriptos, comenzaron a cobrar 150 pesos mensuales.

En los últimos años la situación de los ex combatientes de Malvinas mejoró notablemente. Los Centros de de ex combatientes (organizaciones creadas por los propios soldados, unas 30 ONG en todo el país), han logrado acceder a la participación en la discusión de políticas públicas con el Estado, con objeto de revertir la situación, incrementando sus pensiones y brindándoles cobertura sanitaria a ellos y a su grupo familiar, aunque todavía queda mucho por hacer por los que fueron y serán nuestros verdaderos héroes.

En la actualidad, más de 22 mil personas reciben una pensión vitalicia del Estado para ex combatientes de la guerra de Malvinas, equivalente a tres jubilaciones mínimas. De acuerdo con datos de la ANSES, la mayoría de sus beneficiarios son habitantes de la Provincia y la Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Corrientes y Chaco.

Malvinas, 40 años después

Los más beneficiados por el combate, fueron los propios isleños. Después de este suceso dejaron de ser de alguna manera “kelpers” para ser plenos ciudadanos británicos. En 1985, fue promulgada una nueva constitución, la cual dio mayor nivel de autonomía a los isleños.

Actualmente se encuentran en el TOP 5, de los ciudadanos más ricos del planeta con un ingreso per cápita de 65.000 dólares anuales, cuatro veces más que los argentinos. La guerra les posibilitó un salto cuantitativo en su economía, razón por la cual hablar del tema de la soberanía es casi un improperio para ellos.

El Gobierno lanza una plataforma virtual sobre Malvinas con foco en el  reclamo soberano

La explotación petrolera, la pesca indiscriminada, los proyectos de explotación minera y el turismo hacen que las Malvinas dejen lentamente de serlo, para consolidarse cada día más como las Faklands.

La Argentina, en el marco de lo establecido por Naciones Unidas ha buscado siempre iniciar el dialogo, mientras que Gran Bretaña se ha negado sistemáticamente a hacerlo, esgrimiendo el derecho a la autodeterminación de los isleños. Pero no se puede hacer unilateralmente una caprichosa interpretación de la historia y de las normas jurídicas: este principio que no resultaría válido porque, según resolución de la misma ONU, se aplica a pueblos colonizados, NO una población implantada como se trata en este caso, por más que lleguen algunos habitantes a la quinta generación en Malvinas.

Argentina no reconoce la soberanía británica sobre las Malvinas, a las que considera una parte integral e indivisible de su territorio que se halla ocupada ilegalmente por una potencia invasora Desde la reforma de 1994 la Constitución Nacional Argentina ratifica en la primera de sus Disposiciones Transitorias la reclamación de la soberanía y la recuperación de las Malvinas como un objetivo permanente e irrenunciable del Pueblo Argentino.

Desde la guerra de 1982, el Reino Unido y los isleños rechazan cualquier negociación sobre la soberanía de las islas. Ante esta imposibilidad de diálogo, la Argentina que nunca dejó de reclamar su justa soberanía sobre las islas, en los últimos años tomó un giro más drástico en su política exterior.

La explotación petrolera sin control en el mar del archipiélago austral por parte de los británicos, suscitó la respuesta argentina llevando a cabo así un bloqueo comercial con el apoyo de Latinoamérica.

Ante dichos reclamos y protestas por parte de Buenos Aires, el gobierno de Londres ordenó el rearme sobre al Atlántico Sur y las islas Malvinas y con ello la ejecución de ejercicios militares, con el despliegue de una base militar de enorme poderío, según los británicos, por una opción defensiva, pese a que la Argentina se ha manifestado indeclinablemente a solucionar de forma pacífica el conflicto.

Nadie discute hoy, ni ha discutido nunca, el justo reclamo argentino de soberanía que la República Argentina mantiene sobre las Islas desde 1833. Pero eso nada tiene que ver con el análisis descarnado de lo ocurrido en 1982, tanto en el ámbito castrense como en nuestra responsabilidad como sociedad.

La guerra de Malvinas no debería haber existido en nuestra historia y sin quererlo nos alejó cada vez más de las islas. Pero lamentablemente existió y no debemos nunca olvidar….para aprender de los errores cometidos y fundamentalmente para no borrar de la memoria a quienes combatieron estoicamente con el corazón y el valor a flor de piel, por una causa que creían verdaderamente justa.

Cómo podemos recuperar Malvinas? | Noticias | La Voz del Interior

Honor y respeto a los combatientes de Malvinas y a sus caídos; por siempre y para siempre las Malvinas fueron, son y serán argentinas.

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