El 24 de junio de 2000, moría inesperadamente a los 27 años, el cantante Rodrigo “El Potro” cordobés. Irónicamente, el mismo día que el gran Carlos Gardel…muchos pueden considerar hasta casi profana la comparación, lo cierto es que varios puntos los unen, el carisma, la juventud, una muerte trágica y la conversión en un mito vivo por siempre.
Rodrigo Alejandro Bueno había nacido en Córdoba el 24 de mayo de 1973. Beatriz, su madre, Pichín, su padre y sus dos hermanos eran fanáticos del Cuarteto de Oro, Berna y Leo. La música siempre fue fundamental en la vida de los Bueno. Su madre era amiga de la Mona y siempre lo llevaba a los bailes del cantante. El primer regalo que recuerda fue un micrófono de madera que le regaló su tío carpintero. El Potro se enorgullecía al contar esta anécdota. Tenía dos años y jugaba a ser cantante. Era uno de sus objetos más preciados.
Se fue con el grupo Chébere a los once años. Rodrigo iba a los bailes y cuando lo veían entre el público lo hacían subir. Hasta el día de hoy, todo el mundo se acuerda de su desparpajo: Era un nene que cantaba sin inhibirse ante 5.000 personas!

Abandonó la escuela cuando estaba en séptimo grado. Un amigo lo fue a buscar a la salida del colegio para que se presentase a un casting musical. El joven Rodrigo le dijo a la maestra que se sentía descompuesto y se retiró, dejando la mochila y los útiles. Claro, que nunca más volvió porque fue elegido por el grupo Manto Negro. Ahí cobró su primer sueldo como profesional. La primera canción que escribió se llamó “La foto de tu cuerpo”. Por entonces tenía 15 años y grabó su primer disco con el mismo nombre.

Llegó a la Capital para quedarse. “Aprendiendo a vivir” fue el título de su segundo disco. En su primera aparición en televisión provocó el delirio del público. El 5 de abril de ese mismo año, 1991, subió al escenario de Fantástico. Un año después grabó un video clip con Marixa Bali. Incursionó en otros ritmos como la salsa y el merengue.

Antes de un recital, su padre, que era productor de varios cantantes famosos (y su representante), al hacer un esfuerzo grande, se desvaneció en los brazos de Rodrigo. Él trato de cancelar el show, pero se lo impidieron y cantó igual, sabiendo que su padre se acababa de morir.
Estuvo a punto de dejar de cantar, pero se dio cuenta que había que seguir…y la historia cambió para él radicalmente.
Gloria y Caída
La explosión se produjo en Buenos Aires en 1999: la imagen de Rodrigo, como un torbellino, apareció con las tapas de revistas y los programas de televisión. Susana Gimenez, Mirtha Legrand, Carmen Barbieri, Graciela Alfano (con quien se la vinculó en un affaire) lo tenían como protagonista de sus programas o notas periodísticas y caían rendidas ante su encanto.
También ocurría lo mismo con el género masculino, es que nadie podía dejar de apreciar a ese muchacho distinto, simple y con una tonada compradora cordobesa inconfundible.
El joven cuartetero batía récords de ventas, sus shows desbordaban de fans, en el verano de 2000 Rodrigo realizó un tour de 49 conciertos en gran parte del borde costero, incluyendo uno con sobre cien mil personas frente al paseo turístico de Mar del Plata.
![El Potro Rodrigo en vivo en Mar del Plata [Recital Completo HD Parte 4] - YouTube](https://i.ytimg.com/vi/AOu1zerm-lk/maxresdefault.jpg)
En abril de ese año llenó en trece ocasiones el estadio cubierto Luna Park, lo que se convirtió en un récord. Los medios se ocupaban de sus romances, incentivaban rivalidades con la Mona Jiménez e impulsaban a la madre de Rodrigo, Beatriz Olave, a demostrar sus dotes artísticas. Los periodistas lo seguían en sus vacaciones por Miami, en su visita a Maradona a Cuba y lo reunían con actrices famosas para sesiones de fotos.
En sólo ocho meses su vida se transformó radicalmente envolviéndolo en una vorágine de halagos, fama y dinero.
El 11 de abril de 2000 (séptima noche en el Luna), Rodrigo anunció su retiro para diciembre de 2000, aclarando que su último concierto sería en el Estadio Monumental Antonio Vespucio Liberti y que realizaría un tour navideño por los Estados Unidos añadiendo, además, que se convertiría en productor musical y que se mudaría a este último país…estrategia publicitaria o premonitoria? Nadie lo sabrá.

El 23 de junio de 2000, Rodrigo Bueno fue a la grabación del programa de televisión La Biblia y el calefón presentado por el desaparecido y querido Jorge Guinzburg en Canal 13. Cuando terminó el show, a las 22:45, Bueno se fue a cenar junto con su representante, sus músicos, su pequeño hijo Ramiro y la madre de éste en un conocido restaurant, allí es donde se encontró con Fernando Olmedo, hijo del fallecido comediante Alberto Olmedo, al cual invitó a su recital en la disco “Escándalo” de City Bell en La Plata. El recital en Escándalo fue grabado por el programa de televisión «El Rayo», siendo el notero Nacho Goano, quien había participado también en la grabación del programa La Biblia y el calefón. Bueno ofreció una actuación de dos horas y media ante 2.000 personas.

En la madrugada del sábado 24 de junio, Rodrigo se dirigía hacia Buenos Aires por la Autopista Buenos Aires-La Plata en su Ford Explorer SUV Roja con su ex esposa, Patricia Pacheco; su hijo, Ramiro; Fernando Olmedo; el músico Jorge Moreno; y el locutor de radio Alberto Pereyra. Cerca de las 3:30 se produce un accidente poco claro en el cual se vio involucrado el empresario Alfredo Pesquera (quien se quitó la vida, aparentemente, en 2013). Por causa de este incidente, terminaría yendo a juicio, siendo finamente declarado inocente por la justicia. Como producto de este hecho, Rodrigo Bueno perdió la vida, así como también lo hizo Fernando Olmedo. Los demás acompañantes sobrevivieron

A su velorio concurrieron miles de personas y muchísimos famosos, destacándose entre ellos a Diego Maradona, Ramón Ariel Granero, Susana Giménez, Daniel Santillán, Walter Olmos, la Mona Jiménez y Marcelo Tinelli, entre otros
¿Un mito olvidado?
El césped, al costado del lugar del accidente en el km 26 de la Autopista La Plata-Buenos Aires, se convirtió en un santuario. Una gran cruz con su nombre acompañada de más de treinta cruces de diversos tamaños, cientos de cartas, carteles, banderas, botellas y latas llenas de cerveza, velas rojas y blancas, instrumentos musicales y cajitas de compaqs y cassettes, flores, estampitas y muchísimas personas se acercaban cotidianamente, a este lugar, donde después colocaron monolitos que fueron robados, para recordar y hasta “pedir” favores al artista perdido.
Lo cierto es que hoy por hoy el monumento en homenaje al Potro que está ubicado en Berazategui muestra un paisaje casi desolador.
Muy pocas personas depositan flores en el lugar y ya casi ni se ven aquellas largas procesiones de fanáticos que desfilaban por el santuario.
Quien sí frecuenta el monumento es la madre del cantante, Beatriz Olave, quien continuamente visita el santuario en honor a su popular hijo
La compañía discográfica que lo tenía contratado (Magenta), vendió un sinnúmero de de discos tras su muerte (recopilaciones y material indédito) y utilizó su imagen de merchandasing para colectar ganancias más millonarias.
Peleas por herencias, dudas sobre el accidente que causó su muerte y muchos cuestionamientos sobre la explotación de este tipo de artistas, quedaron tras la vida de este joven que vivió tan vertiginosamente y murió de la misma manera.
Lo cierto es que 23 años después, sus discos siguen sonando en fiestas, trayendo alegría a quienes lo escuchan y sus videos o reportajes de esa época en televisión, despiertan una sonrisa en quienes lo recuerdan con estima y hasta en quienes no llegaron a conocerlo.