Qué es
La artrosis lumbar se produce cuando se lesiona o degenera el cartílago de las articulaciones de la columna lumbar.
La columna lumbar está formada por cinco vértebras que se sitúan en la espalda, entre las costillas y la pelvis. La unión entre las vértebras contiguas se realiza mediante varias superficies articulares cubiertas por cartílago. Cuando ese cartílago se desgasta, se produce la artrosis lumbar.
Síntomas
Los síntomas de la artrosis lumbar son el dolor, la rigidez y la limitación de la movilidad. El síntoma más frecuente de la artrosis lumbar es el dolor de características mecánicas, esto es, que aparece con el movimiento y la sobrecarga lumbar y mejora con el reposo. Generalmente, el dolor se localiza en la propia columna lumbar pero en ocasiones también puede producir dolor “irradiado”, es decir, localizado en zonas próximas como en la nalga o en la cara posterior y lateral del muslo. La artrosis lumbar también puede ser asintomática, es decir, no produce ningún síntoma y se diagnostica de manera fortuita al realizar radiografías lumbares por otros motivos.
Origen
La causa de la artrosis se considera que es la consecuencia de una suma de factores genéricos y ambientales aunque en algunos casos hay una causa clara como un traumatismo previo, una infección, una malformación congénita, etc. En estos casos, se considera que la artrosis es secundaria (consecuencia) a este proceso. En la inmensa mayoría de los casos de artrosis lumbar no existe una causa clara que justifique la artrosis y por tanto, se considera que aparece debido a la suma de ciertos factores genéticos y ambientales.
Diagnóstico
El diagnóstico de la artrosis se realiza teniendo en cuenta los síntomas que explica el paciente (dolor, rigidez y limitación del movimiento) así como la exploración realizada por el reumatólogo en la que suele destacar dolor y limitación de la movilidad de la columna lumbar. Las pruebas complementarias más frecuentemente solicitadas son las radiografías simples de columna lumbar en las que se puede apreciar signos típicos. En general, no es preciso realizar otras pruebas de imagen como resonancia o TC lumbar, excepto que se sospeche una complicación asociada. La realización de una analítica sanguínea tampoco es precisa para el diagnóstico.
Tratamiento
El objetivo del tratamiento es mejorar el dolor y mejorar la calidad de vida. Para ello, se dispone de varias alternativas: medidas físicas, fármacos y cirugía.
El tratamiento farmacológico habitualmente consiste en la utilización de analgesia convencional (paracetamol) y si no es suficiente se puede asociar antiinflamatorios durante la fase aguda del dolor. En pacientes en los que está contraindicada la utilización de antiinflamatorios pueden ser útiles los fármacos analgésicos opioides como el tramadol. Por otro lado, si se considera que el componente de contractura muscular es importante, se pueden asociar relajantes musculares durante la fase aguda.
En algunas ocasiones, los pacientes con artrosis lumbar severa asociada a una complicación neurológica, como por ejemplo la compresión de una raíz nerviosa o la estenosis de canal, requieren asociar otro tipo de fármacos como la pregabalina o la gabapentina que serán indicados por su reumatólogo.
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